18.8.06

Identificaciones kikinescas

Bailar
Por Marta Dillon (página 12, año 2003)

Es cuando las gotas empiezan a caer por el escote como deslizándose ladera abajo, cuando el pelo se pega a la frente y un único vaso pasa de boca en boca, se vuelca un poco, se vuelve a cargar, cuando nos animamos a saltar como no lo haríamos en ningún gimnasio, es entonces cuando la fiesta está finalmente encarrilada. Antes hubo algo de zozobra, siempre la hay, es cuando arremetemos los valientes, casi siempre los mismos, nos conocemos lo suficiente como para saber que si no empezamos nosotros, tal vez naufrague el encuentro en una terraza cualquiera, en el fondo de un bar, en lugares no habilitados para bailar pero que se convertirán en pistas ardientes donde se derretirán todas las pasiones, las buenas y las malas, los antiguos rencores, los viejos amores, los que quedan a pesar de todo, los que se inician. Hay algo de exorcismo en esa forma de bailar cantando a voz en cuello los éxitos que ya sabemos y alguno que aprendimos hace poco, total en el fragor nadie nos va a escuchar desentonar, ni siquiera se notarán las miradas que se cruzan de soslayo, como perdonándose, reconociéndose, volviendo a recrear el antiguo rito que llamaba a la lluvia o al sol porque casi siempre amanece en ese trance de cuerpos agitados, mojados, cuerpos que son otros cuando pierden el personaje que llegó a la misma fiesta, compuesto y arreglado, sediento del alcohol que suelta amarras y nos deja galopar, desbocados, jinetes en la música que expropia las vergüenzas. Es cierto, hay gente a la que no le gusta bailar, que prefiere el margen oscuro de la pista, voyeurs del placer ajeno, moviendo una patita sobre el piso porque es inevitable rendirse al rítmico danzar de la tribu que lo suspende todo y se entrega a un saber que nadie tiene y es de todos. Entre mis amigos bailamos, poseídos, desarmados, entregados. Bailamos aunque no haya nada que festejar, bailamos porque siempre hay algo que festejar, porque así nos reconocemos y nos queremos y nos sentimos parte de lo mismo, conjurando al tiempo y sus maleficios, gritamos cuando entre disco y disco se hace un silencio, resoplamos por un trago más, como si así pudiéramos protegernos de todos los males del mundo, desafiar las tormentas, honrar las lunas llenas y las nuevas. Porque esa es nuestra manera de resistir, de ser siempre los mismos, de querernos sin decirnos nada, porque en esas gotas que pegan las camisas al cuerpo, que caen como un torrente por los escotes, en esa agua que sobra se van los males y navegan las fantasías de lo que todavía está por venir, aun cuando no haya nada en el horizonte.

9.7.06

Ahora si

Al lector desprevenido, o sea, a todos, por ser la primera vez:

El nacimiento de este blog no fue premeditado (fue algo así como un parto por sorpresa y sin gestación), por ende, la actualización del mismo estará sujeta a la disponibilidad horaria y humorística de una servidora.
Gracias por pasar.

Mientras investigo de qué se trata esto, me puse a pensar qué había en el mundo de Kika, aparecieron listas y más listas, pero a esta hora y amaneciendo, dejo fragmentos de una letra de Drexler, que pone en poesía algunos de mis divagues.


Que viva la ciencia, Que viva la poesia!
Es cierto que no hay arte sin emoción,
Y que no hay precisión sin artesania.
Como tampoco hay guitarras sin tecnología.
Tecnología del nylon para las primas,
Tecnología del metal para el clavijero.
La prensa, la gubia y el barniz: Las herramientas de un carpintero.
El cantautor y su computadora,
El despertador que ya está anunciando la aurora,
Y en el telescopio se demora la última estrella.
La maquina la hace el hombre...Y es lo que el hombre hace con ella.
El arado, la rueda, el molino,
La mesa en que apoyo el vaso de vino,
Las curvas de la montaña rusa, La semicorchea y hasta la semifusa,
El té, los ordenadores y los espejos,Los lentes para ver de cerca y de lejos,
La cucha del perro, la mantequilla, La yerba, el mate y la bombilla.
Estamos cantando a la sombra de nuestra parra.
Una canción que dice que uno sólo conserva lo que no amarra.
Y sin tenerte, te tengo a vos y tengo a mi guitarra.
Hay tantas cosas Yo sólo preciso dos: Mi guitarra y vos
Hay cines, Hay trenes, Hay cacerolas,
Hay más: hay tráfico, Créditos, Cláusulas, Salas vip,
Hay cápsulas hipnóticas y tomografias computarizadas,
Hay condiciones para la constitución de una sociedad limitada,
Hay tabúes, Hay besos, Hay hambre y hay sobrepeso,
Hay curas de sueño y tisanas,
Hay drogas de diseño y perros adictos a las drogas en las aduanas.
Hay manos capaces de fabricar herramientas
Con las que se hacen máquinas para hacer ordenadores
Que a su vez diseñan máquinas que hacen herramientas Para que las use la mano.
Hay escritas infinitas palabras:
Zen, gol, bang, rap, Dios, fin...
Hay tantas cosas
Yo sólo preciso dos: Mi guitarra y vos

8.7.06

a prueba de fallos

y si, puede fallar...pero sólo si tiene que fallar, yo intento!