17.2.09

rehén

Tenía cosas bien bonitas para contar. Cielos que ví, un río que nadé, silencios que necesitaba, algún breve estudio stout sociológico, anotaciones en hojas arrancadas de cuaderno, el hermoso jardín de M. estallando en perfumes diez minutos antes del amanecer, siestas con lluvia, instrucciones para alimentar mosquitos (estar vivo, básicamente), qué hacer cuando entran sapos, el amor irremediable por Lázaro Ramos, un par de graciosas frases multiuso que los amigos me van a escuchar repetir todo el año y así.
pero no.
no pude escapar a la persecución.
volví y Jo (gracias!) se acordó de dejar en casa un libro que me recomendaron el año pasado. como es prestado lo puse en la cima de la pila.
lo empiezo, el autor está hablando de la peste, no sé muy bien adónde quiere ir pero es interesante. de repente noto que mis ojos saltan automáticamente a las palabras esdrújulas de toda la página. vuelvo al principio. lo mismo. no puedo seguir. me da risa. prendo la pc y escribo, sin orden, sin repetir y sin soplar, sin editar.
si quieren jugar agreguen las que quieran (es interminable), yo sólo quiero que con este acto liberador me dejen leer!


con característico espíritu mórbido
una metafísica telefónica
de éxito humorístico
y mayúsculo pánico
la excéntrica psíquica
es melancólico estímulo
del fenómeno clínico.
un ejército estúpido
con anoréxico espíritu
y magnética cólera
de estómago frenético
de vesícula enfática
es púrpura molécula escénica.
abandónica métrica
fatídica matemática
de ánima centrífuga
y música famélica,
la fétida crítica
en explícita pérdida
de orgásmico síntoma
es catártica lúcida
intrépida alérgica
ácida lírica
en errática búsqueda
de prístina sílaba
con tónica hipnótica.
la pálida farándula vernácula
cromática indómita
es insólita cómplice
de psicodélicos límites
e inútiles círculos.


lápida poética
(evidente)